Corre por las redes un ruido de panderetas, típico de esta España de zambomba y cachiporra, que la derecha nacional pretende recuperar de aquellos negros tiempos ya casi olvidados. Por eso Casado, en otra de sus grandes interpretaciones falaces, hace uso o recurre a un informe del Institute of Certified Management Accountants de Australia (ICMA) para asegurar que la gestión del Gobierno español es la peor del mundo. Pero, como no creo que el PP esté lleno de idiotas, a lo sumo cargado de ignorancia malvada, intuyo que este hecho sólo tiene que ver con su gestión contraria por inercia a todo lo que venga del Ejecutivo, porque me niego a pensar que ellos, al igual que cualquiera con dos dedos de frente, no se hayan dado cuenta de que este documento australiano ni es un informe riguroso, ni lo ha elaborado un equipo capaz de investigadores científicos, ni conoce siquiera lo que es una academia o un colegio técnico.

Todos tenemos asumido que la política no es una actividad desinteresada, sabemos que tras las promesas y los programas electorales existen fines e intereses, es verdad que muchas veces en nombre del interés general, pero, no nos engañemos, sobre todo en nombre de intereses particulares. Cualquier sistema político supone un ámbito de conflicto y compatibilización de estos intereses sectoriales o grupales. Pero cuando el interés político constituye un principio desintegrador de la cohesión necesaria, está claro que no hay otro interés que la suma de los intereses de los miembros del grupo que produce tal cisma, en este caso, y en esta crisis del Covid-19, son el PP y por descontado Vox quienes intentan con sus bulos y su juego sucio conseguir esa desafección de la sociedad con su Gobierno.

La Sociología del Conflicto avisa de la teoría de la política como lucha de grupos movidos cada uno de ellos por su "self-interest". Y estoy hablando en todo momento de grupo, que bien podría haber dicho igualmente clan, con ánimo peyorativo, no digo institución o partido, porque este comportamiento tribal interesado, y en un momento como este, sólo mueve a los grupos con un cierto sentimiento desestabilizador. Es despreciable.

El argumento de Casado se hunde ante los hechos reales

¿Cuándo se van a dar cuenta estos “patriotas” que estamos ante una pandemia muy difícil, casi imposible, por nueva, de adivinar su forma de actuar? Necesitamos estar más unidos que nunca y ponemos en manos de los expertos y de los científicos en la materia y responder con contundencia, madurez, sensatez y buen juicio. El Covid-19 ha desbordado todas las predicciones, pero si seguimos trabajando juntos podremos superarlo.

Las medidas del Real Decreto son muy duras, muy exigentes, pero son necesarias. Todos nos hemos puesto en manos de los ministros de defensa, Interior, Transportes y Sanidad, como autoridades competentes en esta crisis, están habilitados para dictar los acuerdos necesarios que garanticen la salud de toda la ciudadanía, de todo el país. Y nos hemos concienciado y confinado, y acatado las medidas. ¿Por qué entonces esta derecha veleidosa y mudable no? ¿Por qué no hace piña con su país y lucha contra ese enemigo invisible en su ámbito, en su sector, en sus competencias, como hacemos los demás, cada uno en las nuestras? Ya habrá tiempo cuando todo esto acabe para analizar qué se ha hecho bien y qué se ha hecho mal. Ahora no es el momento...