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Cuarenta años caminando sobre cadáveres y todavía se jactan, se creen los salvadores de la patria. Se comparan con próceres indiscutibles de nuestra patria pero son dignos de repudio nacional
Se olvidan que fueron los propulsores del hambre y la pobreza, asesinar no sólo se hace desde la represión policial o militar, también se mata cuando se gobierna para la política partidaria a toda costa, sin medir consecuencias.
Sin embargo ellos se olvidan que por todos lados se recogen muertos producto de una política sectorial y mezquina que utiliza cualquier medio para permanecer en el poder. Se valen de barras bravas que asesinan gente, delincuencia y droga para sostener campañas caras y mentirosas que también asesinan.
Se olvidan que el hambre y la miseria dejan muchos muertos. La falta de atención médica, obras sociales que enriquecen a sindicalistas multimillonarios también mata gente. Asesina la desidia como el caso del accidente de Once, matan los oídos sordos a los reclamos de justicia.
La lista podría no tener fin si se hiciera una estadística de cada situación en particular. Sin embargo ellos se rasgan las vestiduras y creen ser los únicos capaces de gobernar un país, sin embargo la grasa les salta por todos los poros, la riqueza mal habida le tapa los ojos y no pueden ver el país que dejan a las generaciones futuras quienes seguro se encargaran de juzgar tanta basura aunque desde el sillón del poder se escucha murmurar con orgullo: -"La historia me absolvió".
Se olvidan que la democracia no la inventaron ellos, la cual es un legado de nuestros antepasados que lucharon hasta dar su vida para que nuestro país tenga un orden democrático y, una Constitución que convierte en servidores públicos a los funcionarios y no señores feudales como ellos se promulgan pisoteando la voluntad del pueblo, insultando y menospreciando a quienes piensan distinto a sus egoístas y perversas ambiciones.
Carlos Polleé