Argentina defendió el título y llegó lejos pero perdió ante la opinión publica que, según internet, mayoritariamente -Europa, EEUU, Sudamerica, Canadá, India y China- deseaban el triunfo de alemania.

Y es que Argentina aperturó su juego a la catalana, es decir, exhibiendo una pancarta en la que reivindicaban las Islas Malvinas -que son inglesas- como aquellos, aunque minoría, babean por la secesión de cataluña, piden la república y silban el himno español en los partidos. Exactamente lo contrario de lo que representa cualquier deporte: hermanamiento, respeto, camaraderia y deportividad. 

Argentina aperturó su juego a la catalana

Querian visibilidad y al final, en la final, la obtuvieron: una mayoría deseábamos su derrota. En mi caso, como el de muchos, porque no compartí ni de lejos el escarnio y burla con el que los argentinos corearon la goleada alemana a la selección brasileña. El sentimiento general ante aquella derrota humillante de 1-7 fue la de la compasión y comprensión hacia un pueblo que vive por y para el deporte del fútbol, que lo ha elevado a los altares y que se entrega y lo vive con pasión incomparable como si de su religión se tratara. Era el pais anfitrión, el pentacampeón del mundo, el país que suspendió sus manifestaciones para brindarnos la magnifica fiesta del fútbol. No se merecía en ningún caso la burla y maltrato que le dispensó argentina y su ídolo Maradona. 

La vida nos devuelve multiplicadas las malas acciones. Decíme Argentina ahora que se sienteeeeeee...

AscoHastaLaNáusea