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Los primeros despidos en la boyante industria relojera suiza, que durante mucho tiempo parecía inmune a la crisis, muestran que el modelo se resquebraja.
Tras batir récord tras récord en los últimos años, las exportaciones relojeras suizas, propulsadas principalmente por Asia, registraron una neta desaceleración el año pasado, con un modesto crecimiento del 1, 9%, lastradas por la lucha contra la corrupción en China, que prohíbe regalos onerosos. Ello ha afectado duramente a los fabricantes de relojes, en particular en el sector del lujo y el prestigio.
Con unos 55.000 trabajadores (1, 3% del empleo en Suiza), la relojería es el tercer sector exportador de la Confederación Helvética, por detrás de la farmacia y la maquinaria. En 2013, las exportaciones en este sector se elevaron a 21.800 millones de francos suizos (18.000 millones de euros).
Este martes, Tag Heuer, la marca relojera de referencia del grupo francés LVMH, anunció la supresión de 46 puestos de trabajo en Suiza, en el marco de una reestructuración de su actividad. La casa, que emplea a 1.600 personas, de ellas unas 800 en Suiza, renuncia a los productos diversificados, con excepción de las gafas. También aplaza sus planes para entrar en el mercado de los relojes de alta gama.
A ello se suma un plan de desempleo parcial, hasta final de año, de 48 trabajadores de su planta de Chevenez, en la frontera con Francia, de donde proceden muchos trabajadores y donde la marca inauguró el otoño pasado una planta dedicada a la producción de movimientos.
Tag Heuer justifica esta decisión por la reducción de los volúmenes después de años de crecimiento de dos dígitos.
Esta decisión se produce unos días después de que Cartier, la marca faro del grupo suizo Richemont, confirmara que a partir del 1 de noviembre iniciará un plan de empleo parcial en su planta de Villars-sur-Glâne.
Hasta ahora, esta industria había contratado incesantemente, para responder a la demanda galopante de los consumidores chinos.
- Demasiadas reservas -
"La industria relojera vive un año lento", explica Jon Cox, analista de Kepler Cheuvreux, en un correo a la AFP. "Por ello, quizá hay demasiadas reservas" y los fabricantes se están viendo obligados a ajustar su producción, agrega.
En Hong Kong, el mayor mercado para la exportación de relojes suizos, los analistas ya advertían de la evolución reciente de las exportaciones relojeras, antes incluso de que empezaran las manifestaciones prodemocracia.
En agosto, cayeron un 8, 4%, cuarto mes consecutivo de contracción, tras el descenso del 5, 6% en 2013.
En una entrevista con Bloomberg TV, Philippe Léopold-Metzger, el presidente de Piaget (grupo Richemont), dice estar confiado en las perspectivas en Hong Kong. "Está claro que las circunstancias son un poco particulares", declaró, está convencido de que la marca seguirá atrayendo a los buenos clientes.
A mediados de septiembre, el grupo Richemont anunció una ralentización del crecimiento en los primeros cinco meses del ejercicio 2014/2015 debido a la caída de las ventas en los mercados de referencia en Asia.
El grupo subraya que las ventas de relojes de Cartier, su prestigiosa casa joyera, se vieron afectadas por una debilidad de la demanda y una reducción de los inventarios en la región Asia Pacífico.
En el primer semestre, Swatch Group, el número uno mundial de la relojería, vio caer su beneficio en un 11, 5%, el primer repliegue desde 2009.
A finales de julio, LVMH también indicó que las ventas de su división de relojes y joyería, que durante mucho tiempo fue de las más dinámicas, cayeron en el primer semestre un 1%.
En una entrevista con la revista suiza Bilan, Jean-Claude Biver, al frente de los pedidos de las marcas relojeras del grupo desde marzo, aseguró que quiere centrar Tag Heuer en su principal actividad. "Los relojes Tag Heuer de 4.000 francos se venden muy bien, lo que no es el caso con los de 8.000 francos y más (6.500 euros)", explicó. "Como los alpinistas que tratan de culminar el Everest, hacemos un alto para recuperar el oxígeno", resume Jean-Claude Biver.