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Los populares embarcados en una ofensiva cruenta contra el Gobierno, Cs en su tediosa y arrebatada reiteración del 155 para Cataluña, el PSOE obstinado en gobernar con sus 84 diputados y, Unidos Podemos más coherentes ahora que sus compañeros de hemiciclo
Más por una idea de desquite que por voluntad útil, el PP dispone su primer obstáculo al Presidente Sánchez aplazando el debate de los Presupuestos para preparar mejor sus enmiendas en el Senado a lo que, en definitiva, no dejan de ser sus propios Presupuestos; esos mismos que ellos calificaban de muy buenos e interesantes para los ciudadanos.
Lejos de dispensar los 100 días de cortesía al nuevo ejecutivo, los conservadores de Mariano Rajoy arremeten con contundencia artera en el ya manido discurso de la ruptura de España. Un discurso del miedo con el que de nuevo pretenden inducir en los ciudadanos la imagen fósil de ETA, del separatismo catalán y de la ruina económica. Fantasmas todos ellos que no tienen mayor fundamento que el origen de calumnias sombrías, tristes y melodramáticas con las que siempre han conjugado su modelo de hacer política. Hablan de ETA, cuando la banda terrorista anunciara su disolución hace un mes. Hablan de pacto oculto y trueque con Quim Torra, cuando lo único que hay es una intención de diálogo, natural y forzosa que ellos mismos deberían haber promovido mucho antes. Hablan de ruina económica y caos, cuando se mofan de los pensionistas y cuando la desigualdad social crece desproporcionadamente. Cuando las mujeres siguen sufriendo desigualdad social y desprotección absoluta. Cuando la subida de afiliados a la Seguridad Social no evita que cada vez haya más trabajadores contratados en precario. Hablan y hablan pero no dicen nada. Más les valdría mirarse el ombligo y reordenar su futuro orgánico ahora que Rajoy se aparta de la primera línea política, porque esa sí es una tarea y un reto que tienen ante sí y que deben a sus votantes los populares.
Luego está, cómo no, la trasnochada, aburrida, cansina y esperpéntica voz de Cs, que léjos de centrarse en cimentar propuestas dirigidas a dar soluciones a los problemas que afectan a España, se obcecan como mulas en la interminable diatriba del problema catalán. Ayer, el Sr. Villegas instaba a Pedro Sánchez a abrir negociaciones para volver a aplicar el artículo 155 a la Generalitat. Petición que trae adjunta la antidemocrática demanda de controlar a los Mossos d'Esquadra, injerencia en TV3, impedir la apertura de embajadas catalanas y dirección de las cuentas. Es decir, intervenir de nuevo al gobierno catalán y derogar sus funciones legítimaente adquiridas. Advierte también a Sánchez de que estarán vigilantes a las supuestas hipotecas contraídas con los populistas de Unidos Podemos por su apoyo en la investidura. "Populistas" dice el bueno de Villegas. Populismo el suyo, ese que les dio réditos en las encuestas y al que se siguen atenazando, pues no conocen otra forma de hacer política.
El PSOE está buscando más bien una fórmula de integración interna, antes que una fórmula de estabilidad gubernamental
Lo único que persigue Cs, de un modo simplista y machacón, pero que no deja de ser su método, es instalarse en un afán ridículo por destruir las libertades democráticas y de expresión, asesinando la independencia de la justicia que las ha de garantizar en detrimento de una sociedad a la que detesta porque va en contra de su idea primoriverista de una España ideal única y ocupada por españoles. "Mucho españoles" que diría Mariano Rajoy. Pero esa homilía ya no vale, y por eso su descolocación en el nuevo panorama político nacional.
El PSOE, buscando más bien una fórmula de integración interna, antes que una fórmula de estabilidad gubernamental, tira de dinosaurios del cretácico socialista y hace guiños a un tiempo a barones y baronesa para crear gobierno. Alejándose así de una posible y recomendable coalición con la otra izquierda del país. ¿La otra izquierda o, tal vez, la única? Eso lo dirá la historia según vaya trancurriendo el tiempo. Lo que sí es cierto es que el retirado Josep Borrell, voz crítica con el independentismo catalán vuelve a la política para continuar lo iniciado por el PP en el exterior haciendo frente al discurso independentista, hechos que el PSOE ha venido criticando siempre hasta ahora.
Mas creíbles parecen las posiciones de Unidos Podemos, que con propuestas como la revalorización de las pensiones conforme al IPC, la derogación del factor de sostenibilidad o la aprobación de los permisos de partenidad iguales e intransferibles entre otras muchas de carácter social urgente, apuestan por una labor política más leal, constructiva e imperiosa. Involucrándose en llegar a acuerdos y pactos para negociar sin exigencias partidistas. Esto, guste o no a otros partidos egoístas de mérito exclusivo, es edificante, provechoso. Basta ya de todos esos calificativos cáusticos de populistas, comunistas, republicanistas, separatistas, antisistemas y demás puñetas. Hay que tomar conciencia de que hacer política social es hoy, por desgracia, muy necesario y urgente, y no por ello se es más "ista" que simple y llanamente realista. Nuestra sociedad está enferma y son necesarias determinadas curas.
Hay que tomar conciencia de que hacer política social es hoy, por desgracia, muy necesario y urgente