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Comunismo, socialismo, marxismo..., libertad, guerracivilismo, frente popular..., este es el léxico de los que siguen pensando que el mal son los rojos, usurpadores de la memoria es lo que ellos son
Señora Ayuso, deje a un lado las falacias, tenga criterio, haga su trabajo, si es que sabe cómo hacerlo, y consiga usted resultados de manera limpia y decente. Esas falacias, esos bulos y medias verdades, tienen que terminar. Los ciudadanos se lo vamos a exigir esta vez. No tome al pueblo de Madrid por idiota, no se ría, porque esta legislatura es corta y la verdad termina siempre por imponerse.
Esta falacia, este argumento que queriéndolo hacer pasar por válido no lo es, está basado intencionadamente en una manipulación miserable elaborada por tiralevitas sin escrúpulos como Miguel Ángel Rodríguez, y dirigido con intención a germinar en esa ignorancia social y política acentuada por un deseo entendible de volver a la normalidad de un pueblo cansado. Pero la pandemia tiene fecha de caducidad y su reinado de mendacidad también.
Mire usted, hablando de libertad, si no hubiera sido por esa izquierda a la que algunas lenguas hirientes llaman comunista como algo despectivo, la democracia nunca habría sido ese triunfo necesario que nos llegó tras una brutal dictadura y seguiría aún siendo la injusticia institucionalizada que oprimía a nuestros abuelos.
Que hemos tenido líderes de ideas comunistas, por supuesto, por qué habríamos de negarlo, pero lideres que gobernaron bien en democracia. Muchos a los que se les ha llamado comunistas a modo de insulto han sido excelentes gestores de la democracia y han velado por el bien general. No sé si podríamos decir lo mismo de esos conservadores o neoliberales que se definen constitucionalistas. Se me antoja que ninguno se ha leído nuestra Carta Magna. Y mucho menos se ha preocupado nunca de la necesidad ajena.
La idea básica que define el pensamiento de izquierdas y que se puede resumir en que no es justo que una minoría tenga todos los beneficios a espensas de la penuria de aquellos que de verdad son la espina dorsal de la sociedad es perfectamente legítima. Es poderosamente sensata y es totalmente necesaria.
Libertad o Comunismo es un eslogan vacío, simple, binario, manipulador y rastrero, más cercano al fascismo que al liberalismo
Y por más que se diga de Venezuela o de Cuba conforme a que son una pesadilla cotidiana para sus habitantes, hay menos crimen en ellas que en casi cualquier otro lugar del mundo. Aparte que la realidad de España nada tiene que ver con éstas.
Quieren ustedes observar algo verdaderamente negativo, fíjense entonces en la democracia capitalista aquejada en todos los países y sobre todo en el nuestro de serios problemas de corrupción e injusta redistribución.
Desde la Grecia antigua hasta hoy, muchos estudiosos, sabios y políticos se han preguntado qué es la libertad y cómo se llega a ella. Y ahora, nos viene la señora Ayuso en su “extensa sabiduría” a enseñarnos que la libertad es su propio producto. Acaso la cuna del pensamiento se le queda pequeña a esta iluminada. Platón y Aristóteles pensando que su concepción estaba ligada a la idea de decidir por uno mismo, cuando era tan sencillo como tomar una cerveza en plena pandemia a riesgo de poner en peligro a todos los demás.
Si todo se reduce a esto, entonces a trabajar, Madrid no es eso de lo que yo presumía. Si bien esta realidad ya no se puede cambiar, pues el pueblo ha hablado y el pueblo es soberano, uno puede hacer uso de su libertad y elegir cómo vivir esta situación. La libertad, la de verdad, exige sí o sí conectarse con los intereses comunes más que nunca, automotivarse, retomar esos proyectos que se habían postergado y con respeto, ilusión y esperanza, restablecer la confianza. Vivir en sociedad implica ciertas normas que hay que seguir, como dijo Jean Paul Sartre, “ Mi libertad se termina donde empieza la de los demás”. Esa es la verdadera libertad. Que no nos engañen más.