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La realidad que trastoca a quienes se dedican al arte.
Vivir del arte
Alejandra M. Jover Tovar / Primera Hora
Para muchos artistas, su mayor aspiración es dedicarse a crear sus obras sin presiones ni apuros y ver el fruto de sus esfuerzos en exposiciones, galerías y colecciones privadas.
Sin embargo, a lo largo de la historia, muchos artistas han vivido en la pobreza -como fue el caso del pintor Vincent van Gogh- mientras otros, más afortunados, se han podido lucrar de su trabajo, como el escultor Fernando Botero o el pintor Jackson Pollock.
Actualmente, muchos artistas se han visto obligados a relegar su trabajo creativo para laborar en el "mundo real" como una forma de generar sustento.
"Hay algunos que sí tienen unos trabajos a medio tiempo, porque en el último año el mercado ha estado bastante lento y las ventas han bajado muchísimo", explica José Alegría, propietario de Obra Galería Alegría, en el Viejo San Juan.
El galerista maneja obras de artistas locales y latinoamericanos, y tiene en su haber obras de pintores reconocidos, pero explica que el negocio de vender arte es fluctuante: mientras unas obras pueden estar meses colgando en sus paredes, otras llegan y se venden en un dos por tres.
"Es el mejor tiempo para comprar arte, porque la gente que necesita dinero y tiene varios cuadros encuentra que la forma más fácil de obtenerlo es sacando el mejor cuadro a la venta", explica Alegría. "También hemos visto que los precios no han subido tanto como en años anteriores", indica.
Armando Viota, de Viota Gallery, recalca que "tenemos muchos artistas que viven de su arte, como Carlos Cancio, Lucía Maya, Edwin Guevares, Antonio Fonseca o Rigoberto Quintana, que son artistas que se dedican a crear arte 100 por ciento y no tienen un trabajo alterno".
La galería también ha sentido la recesión, pero Viota recalca que aunque "hay que apretarse el cinturón, tienes que tener las ganas de inventar. En estos momentos que la cosa está más difícil, hay que ofrecer más calidad, mejores términos y plazos cómodos, pero se tiene que bregar".
La clave es saber mover el mercado a tu favor, dice Viota. "Yo, como galerista, me reúno con los artistas y decidimos que hay que ofrecer mucha más calidad, aunque quizás con tamaños más pequeños. Todavía puedes convencer a una persona que antes se gastaba $10 mil en un cuadro que se gaste ahora $2 mil. Al que le gusta el arte, va a seguir envuelto, pero hay que buscar la forma".
El ojo creativo
La otra parte de la ecuación es el mismo artista. Nick Quijano, arquitecto de profesión, es uno de los afortunados que sí han logrado subsistir de su arte. "Hay que ser creativo para vivir de esto, combinado con buena fortuna, pero sí he podido hacerlo", explica el pintor.
Quijano reconoce que la recesión también le ha tocado fuertemente y le ha obligado a hacer "malabarismos" con su presupuesto, pero se considera afortunado de contar con el apoyo de su familia. "También me han llegado comisiones y tengo el apoyo de algunos coleccionistas que quieren todavía obras mías", explica el artista.
¿La clave para subsistir? Administrar con inteligencia. "Uno tiene que vivir con medios modestos y no se puede estar gastando en cosas superfluas", indica el pintor. "Hay que tener auspiciadores, y velar dónde uno invierte su dinero".
El caso de Wanda Nieves es parecido, pero la pintora ha tenido que suplementar sus ingresos con un trabajo a medio tiempo como asistente investigativa del psicólogo holístico Efrén Ramírez, en lo que prepara su próxima exposición. "Desde hace 10 años estudio desarrollo de la personalidad, y este trabajo me permite desarrollar ese lado intelectual de mi vida", explica la artista. "La situación económica actual me ha llevado a un proceso de usar la creatividad".
El hecho de no poder pintar a tiempo completo no la incomoda. " Pienso que tenemos que ser más prácticos. No es que si no puedes pintar constantemente no eres artista, sino que todo lo que haces es una manifestación creativa", señala Nieves.
Para los futuros artistas, el panorama podría ser más alentador si se ajustan, de antemano, a la nueva realidad.
Carlos Rivera, director del Liceo del Arte del Sur, en Ponce, indica que el costo en bruto en materiales es un factor importante, ya que el óleo es más caro que el acrílico y los canvas tienen diversos costos, dependiendo del tamaño y la construcción. "Si tomas en consideración la mano de obra, el tiempo que le dedicas a la misma, la calidad del trabajo y la investigación sobre el tema que vas a pintar, te puede salir, como mínimo, en $300, sin enmarcar", estima el administrador.
La promoción también puede ser un problema. "Necesitas el espacio, contar con alguien que haga el catálogo, alguien que cure la exposición, y todo puede quedar fuera del alcance del artista", indica.
Sin embargo, el mensaje es que si se trabaja duro, sí se puede generar dinero como artista. "Tienes que verlo como un negocio porque, si no, entonces lo harás por puro placer", señala.