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Una experiencia en México, años atrás

10/09/2021 14:46 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

En esa oportunidad, viajábamos juntos en un gigantesco avión de American Airlines

 

 

 

Homenaje a la Virgen de Guadalupe | Latin Opinion Baltimore

Este inicio de semana me puse a revisar mi celular, un poco por rutina y también porque últimamente, ese aparato que llaman “inteligente”, da un tanto que hacer, además, viviendo en Venezuela, es un milagro que los sistemas marchen normalmente. Por otra parte, yo no soy muy ducha en el manejo tecnológico y mi nieto Diego y mi amiga Zulia, no han vuelto a mi casa, (no se puede salir por la agudización del virus del COVID19) y ellos son mis asesores.

Hoy, cuando le enviaba un mensaje a Nai, coordinadora del taller que realicé hace poco, del que hablo en mi crónica anterior, la imaginé trabajando en Cancún, y como ese puerto queda en México, recordé, de momento, un percance que vivimos en un viaje, años atrás, y me dije: “voy a contarle, aunque sea resumido en mensajes, lo que me sucedió, para distraerla un poco, ya que ella es muy dedicada a sus alumnos y trabaja con el Taller (Regreso al Ser y el Perdón), día y noche”.

Hoy voy a completar el cuento en esta crónica:

Viajaba con mi marido, (ya estamos divorciados desde hace tiempo); pero en esa época, estábamos casados. Él era funcionario de Naciones Unidas y en otra oportunidad lo fue de la OEA. Veníamos de Washington, rumbo a Ciudad de México, donde nos esperaba un amigo suyo, que conocimos cuando residimos por tres años en Chile, estábamos allí desde la Presidencia de Salvador Allende, y ese amigo había trabajado con mi ex marido para Naciones Unidas en la Ciudad de Santiago de Chile.

Rafael viajaba mucho, y yo también lo hacía; pero nunca lo hacíamos juntos, eso de mutuo acuerdo, porque si pasaba algo en el avión, viajando por separado, al menos quedaba uno para encargarse de la prole. Así que en los países en los que le tocaba a él trabajar, primero se instalaba él y yo llegaba luego con los chicos.

En esa oportunidad, viajábamos juntos en un gigantesco avión de American Airlines. Salimos de Washington rumbo a Ciudad de México. El avión hizo escala en Dallas y al tomar vuelo hacia México, nos enteramos que un ciclón estaba azotando esa región (México). Al ciclón lo bautizaron Noemí (a los huracanes y ciclones los llamaban con nombres femeninos, hasta que las luchadoras feministas lograron que les dieran también nombres de hombre, por ejemplo el Andrés).

Cuando el avión se acercaba al Aeropuerto de México, nos agarró el ciclón. El avión gigantesco, bajaba y subía como si fuera una pelotita con un elástico.

Nos ordenaros rápidamente, a todos los pasajeros, colocar las cabezas entre las rodillas. Las aeromozas nos rociaron con un líquido (que olía a motor) por una bomba.

Yo me asusté muchísimo. En el avión, después de la rociada, no se oía nada. Solo se sentía el bamboleo y yo ahora especulo: todos los pasajeros pensábamos: “ya va a caer”... el silencio era elocuente de lo que podía pasar.

Yo me atreví a susurrarle a mi marido: “¿cómo se llama la Virgen de México? (para rezarle y que venga en nuestro auxilio)”

Él, Ingeniero y práctico al fin, me contestó: “¿Por qué no llamas a la Virgen de Coromoto, patrona de Venezuela?”

“No, no, no... yo quiero a la de México, que está más cerca...”

En realidad, los pilotos no podían aterrizar el avión en un Aeropuerto inundado, entonces sobrevolaban entre México y Acapulco. Lo hicieron varias veces. Rafael me dijo: “cuando disminuya el combustible tendrán que aterrizar en el aeropuerto de México, ya que no se ve que un avión tan grande pueda aterrizar en Acapulco”.

Y efectivamente, unos minutos después aterrizaba. Las Vírgenes y nuestro Dios guiaron a los pilotos, los bomberos nos bajaron del avión cargados y protegidos. Al llegar al terminal, el amigo estaba más asustado que nosotros y nos dijo: “Creí que ese avión se estrellaba y yo tendría que avisar a Venezuela, a sus familiares, su desaparición. Vámonos a una Tasca para pasar este susto tomando tequila y oyendo a los mariachis”. Así lo hicimos. Nos ubicamos en el Hotel Princesa, creo que así se llamaba y pasamos una pequeña estadía en ese hermoso país...

Hago esta crónica para Nai, para que lea el cuento completo y para mis nietos, si es que lo leen algún día...; ellos viven de cabeza en Internet y si la encuentran, sabrán algunas de las peripecias que pasaron sus abuelos cuando sus padres eran unos niños.


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Autor:
Josefasuarez350 (116 noticias)
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