Jóvenes católicos mexicanos gastaron aproximadamente dos mil dólares para asistir a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Madrid y participar en las actividades encabezadas aquí por el Papa Benedicto XVI. Peregrinos de México vendieron pulseras, chocolates, artesanías de aluminio reciclado fabricadas por ellos mismos, aretes artesanales y trabajaron horas extras durante meses para poder cubrir sus gastos, según relataron algunos de ellos a Notimex. Jorge Reyes Garay, de 29 años y originario del central estado de Querétaro, contó que sólo el paquete para asistir a la JMJ le costó unos 25 mil pesos mexicanos (dos mil dólares), al cual deben sumarse los gastos de otros días en diversos países de Europa. De hecho, el grupo de Reyes llegó a España días atrás, donde visitó la ciudad de Granada y viajó a Fátima (Portugal). Una vez concluido el encuentro de Madrid, su itinerario continuará por Francia e Italia. “Juntando de a poco fuimos pagando el viaje, seis meses de ahorro. Además de la Jornada, hemos hecho otros gastos para los viajes extra, pero no he querido hacer cuentas porque me voy a espantar. Serán unos 15 mil pesos más (mil 200 dólares)”, dijo. “Vivimos una pre Jornada en Granada, viajamos a Lisboa y Fátima. Seguiremos con Barcelona, algunas ciudades de Francia, Turín, Padua, Venecia, Asís y Roma”, agregó. Para explicar cómo logró pagar su pasaje, Dunia Guillén, una joven queretana de 29 años, sacó de su mochila una pequeña cartera artesanal fabricada por ella misma con aluminio reciclado de los pequeños arillos que tienen las latas de refresco. De su mochila surgieron pulseras y otras artesanías del mismo material, así como aretes de papel con diversos motivos: incluso un par con el logotipo de la JMJ 2011 y otro con la imagen de Juan Pablo II. “Con eso logré pagarme el viaje”, expresó la joven peregrina, quien aseguró haber vivido estos días en Madrid “una experiencia muy fuerte, inolvidable, tremendamente impactante en mi vida”. Con una cara visiblemente cansada, reconoció que el viaje ha sido duro, pero recordó que todavía le restan otras actividades con el Papa. “Es muy intenso el cansancio, el calor lo hemos sufrido pero no importa, yo quisiera que esta JMJ no se termine nunca”, reconoció. El grupo de Querétaro debió afrontar numerosos retos para lograr su cometido: durante cuatro días en Granada fueron hospedados en una bodega de una escuela prácticamente sin comodidades y con un solo baño para 72 personas, la mitad mujeres. En esa diócesis española encontraron un panorama distinto al que esperaban: con escasos desayunos e intensas actividades, algo que pareció no hacer mella en su entusiasmo. Como tampoco afectó su disposición los insultos que recibieron en la Puerta del Sol de Madrid el miércoles pasado durante una marcha “anti-papa”, manifestación laicista que se opuso a la visita de Benedicto XVI y terminó con altercados. “Siempre debe existir el respeto y el derecho a expresar la fe en libertad, nosotros no estamos haciendo nada malo, venimos con una actitud positiva, en parte me da tristeza por ellos porque a lo mejor pudiendo disfrutar o alegrarse no lo vean con esos ojos”, afirmó Mónica Olvera, de 24 años. “Creo que se debe hacer oración por ellos para que descubran el camino de la verdad y nosotros no responder con la misma moneda, con esperanza y con nuestro testimonio, no con gritos sino viviendo nuestra fe”, apuntó.