El fútbol era mi vida, bueno, lo sigue siendo, pero sinceramente no como antes, por lo menos a la vista de los demás.

Me contengo mucho más que en el pasado quien sabe porque motivo interno, probablemente sea por pena a que piensen que el fútbol y la pasión que me genera es incoherente con el resto de mi ser aparente, además de ello y principalmente es que en el fondo siento que he defraudado al fútbol por no alcanzar, por mi falta de condiciones y/o disciplina, las cosas que le prometí de chico.

Esto que siento no es algo que pueda apagar aunque así uno lo quiera para auto convencerse de que ya no es tan importante en el desarrollo de la vida y así sentirse falsamente, con menos problemas internos por resolver.

Cuando era niño no dejaba de pensar en la pelota, visualizando las futuras gambetas y túneles humillantes que le haría a mis amigos en la calle o en el baldío cerca de casa, juegos entre carcajadas llenas de ilusión de ser algún día como el jugador favorito de la tele. Si pudieras leer esto quisiera decirte Fútbol: que no sólo eras un juego, eras nuestra excusa perfecta para fomentar las únicas amistades que perduran por siempre. Que es cierto que no tuvimos el camino que nos prometimos durante la inconsciencia juvenil pero gracias a todo lo vivido juntos, me enseñaste a ilusionarme, a esforzarme por alcanzar un objetivo, a desear estar en lo más alto, características personales que también sirven y mucho a las afueras de la canchita.

Aunque no lo quiera admitir y en lo más profundo de mi ser

Con el correr del tiempo lo nuestro fue corroyéndose hasta llegar a hoy día, en donde tengo que resignarme a que solo seas un complemento, porque he crecido y las cuentas no esperan, la familia tiene que comer y lamentablemente todo eso te deja al costado de mis prioridades cotidianas, pero solo quiero que sepas que no te olvido.

Aunque no lo quiera admitir y en lo más profundo de mi ser cada día te siento mas lejos de lo que quisiera que estés, porque te juego cada vez menos por mi vorágine diaria, porque cuando te juego por mi edad y peso, toco menos la pelota que antes y eso frustra y necesito varios días para que se me pase el enojo de ser cada vez menos digno de jugarte, sé que es natural lo que está pasando, ya que todo principio tiene un final, también sé que mi entorno diario implica cada vez menos tu presencia, pero que te alejes no significa que te deje de amar con la ferviente pasión de ese niño pelotero que sin saberlo en ese entonces vivía su mejor etapa de la vida gracias a vos.

Le agradezco a la vida y a quien debiere que existas y aunque en apariencia estés muy alejado a veces, te digo que mientras sigas aquí e independiente de todo lo que suceda en mi realidad, vos siempre le darás sentido a todo sin importar la distancia que te toque estar de mi.

Cuando era niño no dejaba de pensar en la pelota

¡¡Sencillamente gracias fútbol!!