El artículo 8 de la Constitución española de 1978, en su título preliminar, punto primero, recoge que, “Las fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional.”

Pero es la Ley orgánica 6/1980 la que regula los criterios básicos de la defensa nacional, es decir, que es el Gobierno y sobre todo a su Presidente, quien establece y dirige la política de defensa. ¿Por qué digo esto? Pues porque el retrasado de Hermann Tertsch, eurodiputado del partido de ultraderecha Vox, en una clara incitación a la rebelión armada, hecho que recoge como delito el art. 477 del Código Penal, amenaza en un tuit al Gobierno, promoviendo a la hostilidad y violencia por razón de ideología al Ejército.

Concretamente, el pasado 2 de enero publicó en su cuenta de Twitter la siguiente arenga: “En estos días parece que todos los cómplices de Zapatero desde el etarra Otegi a los comunistas Iglesias y Garzón se esfuerzan por hacer inevitable la aplicación del Artículo 8. para que las Fuerzas Armadas interrumpan un obvio proceso golpista de voladura de España como nación”. No satisfecho con esto, algunos días después, el día 22 de enero, hace un segundo recordatorio en el sentido de que “las Fuerzas Armadas, que se encuentran jerárquicamente subordinadas al Gobierno democrático de España, activen su fuerza en contraposición a la acción de impulso ejecutivo y legislativo del Gobierno y de las Cortes Generales”.

El ultraderechista Hermann Tertsch arenga a un golpe de Estado

¿Se puede ser más cafre, más animal, más bestia? Si estos bárbaros hablan de golpismo cuando se refieren al procés, desoyendo al Supremo que en su sentencia recoge sedición, ¿ahora cómo califican esto? Pues según su líder Abascal, de patriotismo, y claro, los malos son los comunistas, porque Podemos e IU al querellarse contra este memo, actúan, según él, bajo el manual comunista. Osea, que aprueba este tipo de soflamas ostensibles en la generación de un clima de confrontación contra un Gobierno legítimo, democráticamente elegido por el Congreso de los Diputados.

Y además, este propagandista de insurrección, se vale de un medio de difusión de masas, como es Twitter, para propagar su pútrida miseria en la búsqueda de la rebelión de los miembros de las Fuerzas Armadas, con las graves consecuencias que puede llegar a producir sobre la paz social y el leal juego democrático, sin olvidar la integridad de las personas y su libertad.