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Lecciones de la crisis que cambió al mundo

02/09/2009 08:30 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

Ayer se iniciaron en el Banco Central de la República Argentina las Jornadas monetarias y bancarias llamadas "Los Países Emergentes frente a la Crisis: Lecciones y Desafíos". La actualidad y la participación de prestigiosos académicos y hacedores de política entre los que se encontraban Robert Merton, Olivier Blanchard y Felipe Larraín, por nombrar sólo algunos, ha generado un gran interés reflejado en la participación de representantes de varios países de los diferentes continentes.

Tanto fue el interés que generaron estas Jornadas que a pesar de haber llegado media hora antes del comienzo, tuve que presenciar la primera parte de los paneles en un salón alternativo (además del salón de exposiciones, se llenaron otros dos salones), para verlo a través de una pantalla, aunque no fue obstáculo para aprovechar la oportunidad de escuchar a tan prestigiosos expositores.

Ciertamente resulta una tarea más que difícil poder sintetizar la abundancia del debate en un solo artículo y es por eso que en éste solamente quiero compartir algunos de los efectos que la crisis ha tenido y tendrá en el escenario en donde deben actuar los hacedores de política, con el compromiso de abordar las restantes temáticas discutidas, en próximos artículos.

Sin dudas, como mencionaba el gobernador del Banco Central de Chile, José De Gregorio, la crisis ha cambiado la visión de los banqueros centrales. Hasta la crisis, los Bancos Centrales se concentraban principalmente en el control de la estabilidad monetaria de una manera separada con la estabilidad del sistema financiero. La crisis ha demostrado que ambos objetivos deben ser coordinados y logrados de manera conjunta ya que no es posible alcanzar una sólida estabilidad en el nivel de precios si en el sistema financiero existen elementos que pueden transformarse en un foco de crisis.

Debemos recordar que la crisis actual se ha iniciado en el sistema financiero estadounidense y se ha propagado rápidamente hacia el resto de los sistemas financieros de los países desarrollados. La incertidumbre provocada por el estallido de la crisis llevó a los inversores a buscar refugio en activos tradicionales como los títulos del Tesoro estadounidense. Pero en esta oportunidad, una buena parte de los flujos de inversión se refugiaron en los commodities cuyas cotizaciones alcanzaron niveles récord generando fuertes presiones sobre los bancos centrales que a pesar de la caída en la actividad económica debieron llevar adelante una fuerte política de suba de tasas poniendo a las economías en riesgo de estanflación.

La crisis ha generado un cambio en la visión de las políticas monetarias que probablemente desde ahora en más dejen de ser exclusivamente de tinte ortodoxo para permitir la heterodoxia en tiempos de crisis. Probablemente algunos sientan el temor generado por posibles acciones de riesgo moral (esto es, la toma de acciones riesgosas a sabiendas de la existencia de una autoridad monetaria que saldrá en auxilio en caso de necesidad), pero probablemente, este cambio de visión en los banqueros centrales limitará la incertidumbre en los mercados que confiarán en la capacidad de aquellos para implementar mecanismos estabilizadores en casos en que los mercados estén en dificultades.

A partir de esta crisis, ha quedado demostrado que en ciertos casos es conveniente la intervención en el mercado cambiario a pesar de la implementación de una política monetaria de metas de inflación. Tal como lo reflejara De Gregorio para la experiencia chilena, en donde la credibilidad de la política monetaria es la clave que asegura que dicho comportamiento no derive en presiones inflacionarias. Misma postura ha sido adoptada desde el Banco Central de Brasil, que pretende luchar con los efectos perversos que generan los capitales especulativos sobre el valor del real.

¿Nos podemos imaginar de aquí en adelante un mundo sin coordinación de políticas económicas? La necesidad de coordinación entre los diferentes países, según mencionaba en su discurso el presidente del BCRA, Martín Redrado, es otro de los elementos que modificará el contexto en el que se desenvolverán los hacedores de política en el escenario postcrisis. Vinculada a la necesidad de coordinar políticas aparece también la necesidad de construir redes de protección tanto en términos de liquidez como de solvencia para evitar que la ocurrencia de situaciones de estrés impacte con profundidad en los mercados.

En este contexto de coordinación internacional, la puesta en marcha del G20 le ha dado una participación a nivel internacional a las economías emergentes como nunca antes habían tenido. Y no solamente en el G20 los países emergentes han ganado influencia a nivel internacional, sino también a través del recientemente creado Consejo de Estabilidad Financiera (FSB), el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea e incluso en el Fondo Monetario Internacional (FMI). En dichos organismos, las economías emergentes, y las latinoamericanas en particular, pueden realizar un valioso aporte dada la experiencia de crisis recurrentes en el pasado.

Hasta la presente crisis, la política fiscal no contaba con la reputación que supo tener durante la gran depresión. En su lugar aparecía la política monetaria con un poder supremo. Pero la actual crisis volvió a demostrar la vigencia de la política fiscal en limitar los efectos de este tipo de situaciones. La crisis nos enseñó que para este tipo de contextos, la política monetaria y fiscal se dan una mano mutua en enfrentar el escenario adverso.

Barry Eichengreen en su exposición en la que buscó similitudes con la crisis del 30´, remarcó la profundidad de las políticas fiscales expansivas en la presente crisis. Para Eichengreen, las políticas fiscales de estímulo económico han sido clave en limitar la profundidad de la crisis y no deberían ser eliminadas antes de tiempo como ocurrió en la crisis del 30´ lo cual limitó la recuperación del PBI estadounidense que alcanzó los niveles de 1928 recién en 1942.

La crisis ha sido una prueba en la que varios de los emergentes demostraron que se están desarrollando. Un elemento que probablemente haya pasado desapercibido pero que demuestra la fortaleza lograda por las economías emergentes, han sido los acuerdos de intercambios de monedas que realizaron entre ellas. Estos acuerdos han reducido la dependencia de asistencia por parte de organismos internacionales para mantener una posición de fortaleza frente a la crisis y se transforma en un mecanismo de consolidación del desarrollo de estas economías.

En Latinoamérica en particular, la crisis ha resaltado la importancia de la preservación de la estabilidad macroeconómica a través de políticas sanas y sistemas financieros sólidos y adecuadamente regulados, aunque no da la sensación que todos los países hayan aprendido acabadamente la lección y valoren en su dimensión dichos bienes que tanto aporte le generan al crecimiento y desarrollo económico.

Un nuevo mapa mundial surge luego de la crisis con un mayor protagonismo del mundo emergente y con la necesidad de una mayor coordinación y regulación internacional. ¿Estaremos mejor o volveremos a decir que "todo tiempo pasado fue mejor"?


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