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Los Lakers apostaron por Lonzo Ball -pero poco- y lo eligieron con el número 2 del draft de 2017. No tuvieron paciencia y se obcecaron en ir a por Anthony Davis, con lo que la carrera del base en L.A. fue corta. Ahora, con los Pelicans , espera dejar salir todo el basket que lleva dentro.
Las salidas de pata de banco del padre tenían a los dirigentes angelinos bastante hartos y el clima alrededor del jugador no fue nunca el mejor mientras perteneció a los Lakers.
Por si eso fuera poco, los resultados del equipo no fueron buenos, él mismo tuvo varias lesiones que no le permitieron ofrecer su mejor versión y su tiro lejano, con una mecánica muy poco ortodoxa, fue siempre cuestionado.
Pues bien, el ahora jugador de los Pelicans se ha distanciado de su padre y toma sus propias decisiones, algo que seguro que su entorno agradecerá. Y ha trabajado muy duro para mejorar su lanzamiento lejano, hasta el punto de que ha cambiado su antiestética mecácanica de tiro por otra mucho más natural.
Lonzo solo tiene 21 años y es un base de 1.98 con muchísimo que ofrecer. En sus dos años en L.A. promedió 10 puntos, 6, 2 rebotes y 6, 4 asistencias, en 99 partidos. Los Pels necesitarán la paciencia que no tuvieron los Lakers con sus jugadores jóvenes.
No hay que olvidar que junto a Lonzo jugarán jóvenes de gran futuro como Zion Williamson, Brandon Ingram, Josh Hart o Jahlil Okafor, más veteranos como Jrue Holiday, Derrick Favors, J.J. Redick o el italiano Nicolò Melli. Muy buenos mimbres para empezar a cuajar un proyecto sólido.