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México es un pueblo noble, soñador y laborioso, cuyos habitantes son dueños de un sentido del humor envidiable que agregado a su pintoresco lenguaje nos hace pensar que ellos ignoran la tristeza
Hacer mención de México es tener acceso al corazón de un pueblo luchador, convertido en ejemplo de dignidad para todos los seres que soñamos con un mundo de libertad y justicia. En nuestros oídos aún retumba el eco de aquel histórico «Grito de Dolores» sacado de las entrañas del cura Miguel Hidalgo y Costilla, en la madrugada de aquel 16 de septiembre del 1810, en la localidad de Guanajuato.
El país azteca desde épocas remotas ha brindado alegría a grandes y chicos con sus genialidades. Quien no recuerda las disparatadas ocurrencias del gran Mario Moreno «Cantinflas» o las impertinencias de Germán Valdés «Tin Tan» y los magistrales pasos de baile de Adalberto Martinez, «Resortes» y una pléyade de consagradas personalidades, cuyas brillantes actuaciones harían palpitar de envidia hasta las propias estrellas del firmamento.
El estreno de la película «Allá en el rancho grande» marcó el inicio triunfal en la época de oro del cine mexicano y desde ese entonces desfilarían por las pantallas gigantes del mundo, figuras de la talla de Jorge Negrete, Pedro Infante, Antonio Aguilar, José Alfredo Jiménez, Lucha Villa, Flor Silvestre, María Félix, Sara García y muchísimo talento que sería una verdadera proeza dar cabida a todos. En interpretaciones musicales era necesario quitarse el sombrero ante sus característicos y sorprendentes vozarrones.
Los televisores se nublaban de polvareda con los galopes del «Robin Hood mexicano», el célebre Cisco Kid y su inseparable amigo Pancho, quienes en solo media hora acababan con las uñas de los dedos de nuestras manos. Para contrarrestar el original blanco y negro de las producciones, nuestra imaginación se encargaba de colorear los episodios.
Un regalo inolvidable para las cumpleañeras era recibir la visita musical de una banda de mariachis vestidos con trajes de luces y sus cabezas cubiertas por enormes sombreros de charro mexicano, acompañados de trompetas, violines, vihuela, guitarras y un guitarrón interpretando las famosas «Mañanitas» al estilo clásico ranchero.
Toda América abre sus brazos al heroico pueblo mexicano desde Ciudad de México, Sonora, Oaxaca, Guerrero... hasta llegar a las cálidas tierras de la «ciudad que capturó al sol» Mexicali, lugar de asentamiento de la Doctora Patricia, quien con su varita mágica devuelve la sonrisa a sus conterráneos.
Y nos llegó la hora amigos de disfrutar de unos suculentos tacos de chilorio, machaca, carnitas y pescado al estilo norteño, acompañado de un rico vaso de Jamaica y que ¡Viva México!.
Autor: Alfredo Pirela Velásquez