¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Diasporaweb escriba una noticia?
Con un ojo puesto en la transición energética y el otro en el cuidado del medioambiente, la capital china del carbón, Datong, en la provincia septentrional de Shanxi, ha apostado por la "minería verde" para revitalizar su industria energética y hacerla sostenible
China quema la mitad del carbón del planeta pese al cambio climático, pero...
El carbón es el combustible fósil que está experimentando un crecimiento del consumo más rápido a escala global. Y ello a pesar de las elevadas emisiones de CO2 originadas durante su combustión. Este hecho refleja el aumento de la demanda experimentado en grandes países, como China e India, que atesoran grandes reservas con unos costes de extracción relativamente baratos. En ambos países, el consumo en el 2009 creció, respectivamente, un 9, 6% y un 6, 8% en comparación con el del año anterior, mientras que en el resto del mundo descendió una media del 7%.
La situación ilustra el conflicto existente entre dos tipos de políticas. Por un lado, las patrocinadas por algunos países en pleno desarrollo y la UE, centrados en mitigar el cambio climático y sus consecuencias de acuerdo con los acuerdos de Paris. Por otro, las defendidas por las potencias emergentes, que priorizan la reducción de las importaciones usando fuentes de energía autóctonas y baratas, con el fin de fortalecer la seguridad de suministro y rebajar los costes de la energía. Un aspecto este ultimo imprescindible para mejorar la competitividad de las empresas y mantener un alto ritmo de crecimiento económico.
En el caso de China, existen pocas dudas sobre la política energética que inspira la actuación gubernamental aunque esta está cambiando en 180º. En menos de una generación, el impresionante crecimiento económico y demográfico ha transformado el país en el mayor consumidor mundial de energía. Durante años, el gigante asiático fue capaz de cubrir sus necesidades energéticas mediante la explotación de sus recursos internos, de modo que su impacto sobre el mercado global fue mínimo.
Pero hoy la preocupación nacional en torno a la seguridad de suministro se ha convertido en una obsesión, aunque los agudos problemas de contaminación y las altísimas emisiones de gases de efecto invernadero son la primera causa de inquietud sobre la sostenibilidad del modelo.
Con un ojo puesto en la transición energética y el otro en el cuidado del medioambiente, la capital china del carbón, Datong, en la provincia septentrional de Shanxi, ha apostado por la "minería verde" para revitalizar su industria energética y hacerla sostenible.
Shanxi, que cuenta con un tercio de las reservas de carbón de China, vive un proceso de renovación energética debido a la intención del Gobierno de recortar la producción de este mineral en los próximos años, tanto por el exceso de capacidad como por la contaminación que afecta a gran parte del norte del país.
En aras de mantener una explotación sostenible a largo plazo, la principal compañía minera de Datong comenzó en 2003 la construcción del parque industrial de Tashan, en funcionamiento desde 2009 y que opera bajo el lema de "carbón negro, minería verde".
Economía circular y de aprovechamiento
Con una inversión estimada de 3.034 millones de yuanes (440, 9 millones de dólares o 388, 6 millones de euros), el primer complejo de "minas verdes" de China reúne una veintena de proyectos, que van desde la propia explotación del carbón hasta su reutilización para la producción de químicos, electricidad o cemento, entre otros. En este sentido, el parque aprovecha los deshechos producidos por la mina, tales como CO2, agua contaminada o el propio calor desperdiciado, para ser utilizados por el resto de iniciativas del complejo, en una suerte de "economía circular"
.
El "reciclaje" del agua contaminada es uno de los elementos más novedosos: un circuito cerrado purifica el 100% del agua de la mina, que se reutilizada para regar las zonas verdes del parque, enfriar los hornos o insertarse en el resto de procesos industriales.
Asimismo, la mina ha cambiado la explotación a cielo abierto tradicional por la extracción subterránea con vehículos, de forma que el número de accidentes "se ha reducido considerablemente", señala Ge Lilong, uno de los encargados de la seguridad del parque. "En las anteriores minas de carbón hacíamos prácticamente todo con las manos y había muchas más cosas de las que preocuparse, pero aquí el proceso está mucho más mecanizado", indica.
Dicho soterramiento revierte a su vez en una emisión de gases contaminantes mucho menor, una cualidad que "mejora la calidad del aire" y convierte a Tashan en la planta "más completa de la provincia", según unas autoridades que, no obstante, no ofrecen datos precisos sobre el volumen de emisiones del complejo.
De lo que sí hay números, empero, es de los 23 millones de toneladas de carbón que se extraen cada año de la mina, después de reducir un 20 % su capacidad en 2020 para cumplir con las nuevas regulaciones del Gobierno.
Productora de 4, 5 millones de toneladas de carbón al año y con unas reservas de más de 150 millones, en Jinhuagong conviven lo nuevo y lo viejo
Para Li Sichao, ingeniero de 29 años, es un "orgullo" poder aplicar todo lo que aprendió en la universidad en su día a día en Tashan, razón por la que no se plantea cambiar de trabajo. "No hay ninguna mina como esta. Con lo complicado que es entrar aquí, sería una tontería pensar en dejarlo", comenta entre risas.
Proyectos como el de Tashan están encaminados a sustituir paulatinamente al resto de minas de Shanxi, como es el caso de la explotación de Jinhuagong, abierta en 1956 a unos 12 kilómetros al noroeste de Datong.
China tiene demasiado carbón, pero al ser combustible fosil, las emisiones CO2 son insoportables para el medio ambiente del mundo
Alemania otea su futuro energético: las renovables superan ya al carbónc
a de 4, 5 millones de toneladas de carbón al año y con unas reservas de más de 150 millones, en Jinhuagong conviven lo nuevo y lo viejo: un equipamiento avanzado con modernas baterías para los cascos que contrastan con unas instalaciones necesitadas de una reforma integral.
En cualquier caso, el Gobierno de Pekín ostenta la última palabra sobre una política energética orientada a la eficiencia de recursos, razón por la que Jinhuagong cerrará tarde o temprano sus puertas, aunque desde las autoridades provinciales no precisan una fecha específica.
Esto abre un horizonte de incertidumbre para las 50.000 personas, 6.000 de ellas trabajadores del complejo, que viven en las inmediaciones de la explotación minera, una zona construida especialmente para los mineros y sus familias. Sin embargo, las autoridades provinciales niegan que la "minería verde" vaya a terminar con estos trabajadores en el paro: la mayoría de ellos serán reubicados en nuevas minas o en otros proyectos relacionados con el sector.
La minería en China ha dado un gran salto cuantitativo en los últimos años, solía ser una actividad hostil con el medio ambiente, pero la implantación de sus actuales protocolos para reducir la producción de desechos, disminuirá el daño medioambiental en muchos sitios de explotación minera. Las tecnologías más relevantes entre las recientemente implantadas se orientan a: la supresión de polvo fugitivo; reutilización y disminución de residuos; extracción de metales útiles desde aguas de desecho acídicas o de alta toxicidad; lixiviación por ácido sulfúrico e impermeabilización de depósitos de relaves, en suma la minería verde.
Australia, por su parte, ostenta una sólida posición de liderazgo tecnológico y prácticas ambientalmente sostenibles. Sin embargo, el pasado de la industria minera del carbón –que es actualmente la de mayor volumen del planeta- condiciona un presente de extremo daño al medioambiente, debido a que los fondos proveídos en la época para financiar el cierre y rehabilitación de las minas son en la actualidad largamente insuficientes para lograr tales propósitos
Lo más importante para el régimen chino es mantener el control. Mientras la gente no se rebele, éste puede controlar incluso grandes altibajos económicos como la caída de la bolsa de comercio y la devaluación de su moneda.
Pero lo que el régimen no puede permitirse es que haya un desempleo generalizado. Hasta ahora las cosas se veían bastante bien, con una tasa de desempleo estable en un 4% durante los últimos cinco años.
Pero este fin de semana las cosas cambiaron cuando el Longmay Mining Holding Group de Heilongjiang, o Grpo Longmaydespidió00.000 trabajadores. La compañía es la mayor minera de carbón metalúrgico en el noreste de China y solía dar empleo a 240.000 personas.
Aun para una China en que “se trata mucho más de los empleos que de las ganancias”, según el multimillonario inversor Wilbur Ross, en cierto punto el rendimiento económico comienza a importar.
La empresa perdió 815 millones e dólares en 2014 y está luchando por pagar sus deudas. La caída en los precios de las materias primas y la floja demanda golpearon duro a Longmay. De acuerdo con Credit Suisse, el índice que mide el consumo eléctrico, los nuevos préstamos y el tránsito del ferrocarril de cargas está creciendo en alrededor de un 0%: en otras palabras, no está creciendo.
El carbón es la principal fuente de electricidad en China y empresas como Longmay han invertido mucho para aumentar la producción, creyendo que el crecimiento continuaría.
Pero tanto ellos como otros han sido decepcionados y ahora deben enfrentarse a la realidad de la bancarrota, un concepto antes prohibido en una economía controlada centralmente.
Además de los despidos, la compañía también está vendiendo sus activos no relacionados con el carbón, ejerciendo así más presión sobre los bienes industriales.
Este es el primer anuncio de despidos masivos de este año, pero el descontento crece en toda China. De acuerdo con el Wall Street Journal, desde enero el Boletín de Trabajo de China registró 1.600 protestas y huelgas laborales en China, más que la cifra del año pasado, de 1.379.
Pero hay otras fuentes que dicen que la situación de desempleo no es tan mala, a pesar de los titulares. El Libro Beige de China, que se dirige a miles de empresas en China, dice que el empleo está razonablemente estable. Aunque eso sí, su estudio se publicó una semana antes que lo de Longmay.