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¿Por qué en el mundo hay tantos Anti-negacionistas?

11/12/2022 04:54 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

El mejor antídoto para descabalgar a los Anti-negacionistas es que miren por un microscopio óptico -de venta hasta por Internet por el precio de unos pantalones o unas deportivas- lo que contiene el agua que beben, los alimentos que injieren o la composición real de las vacunas que se dejan inocular

En un mundo infelizmente hiper-conectado, en el que la Inteligencia Artificial promete arrasar todo a pasos agigantados, en el que la nueva ciencia nos muestra que para  todo -o casi todo- se puede dar siempre una explicación falsa pero  verosímil  y en el que las últimas tecnologías nos permiten transgredir las limitaciones físicas que la naturaleza nos ha dado, existe un inmenso grupo de personas disidentes respecto de la "verdad oficial", apodadas “negacionistas” para su rápida exclusión social, que, en defensa del resto, ignorante y durmiente, lucha cada día, contra todos esos retrocesos des-humanizadores, probando una a una sus aseveraciones, alejadas de la verdad oficial dictada por los que gobiernan el planeta, entre bastidores. 

Porque, aun cuando está sobradamente demostrado que no fue el descubrimiento de las vacunas lo que salvó decenas de miles de vidas en el mundo, sino la higienización y limpieza, desinfección, alcantarillado etc. y que ello ha contribuido a alargar nuestra esperanza de vida casi 40 años en el último siglo, hoy existen individuos que se creen con la suficiente superioridad moral para, invocando comités de expertos que no conoce ni su madre en su casa, o estudios científicos que no citan, invalidar cuatro siglos de ciencia, o encontrar conspiraciones en cada idea colectiva.

Aunque para muchos la primera reacción sea enfadarse o tildar de «vendidos» o “criminales”  a estos seres que se sienten «iluminados» o “elegidos” por la verdad oficial o por un aura que les permite enfrentarse al resto de la humanidad, creo que es importante analizar con seriedad este fenómeno, que no tiene nada nuevo.

Lo primero que debemos revisar es el contexto en el que vivimos, ya que todo lo que nos rodea incide directamente en la calidad de nuestros pensamientos. Somos navegantes en la era de la sobre información; las fake news nacen y circulan por los medios llamados a frenarlas, y por tanto, sin ninguna censura u objeción; gobiernos y políticos mienten sin pudor; el presidente de la primera potencia mundial afirma que, el cambio climático que la ciencia exhibe como un mantra, no existe; y los que mueven los hilos desatan una guerra entre dos países, intentando hacer creer a la humanidad que fue algo espontáneo y unilateral. 

Y en medio de este universo de medias verdades ¿qué puede hacer el ciudadano de a pie para saber en qué información confiar? ¿Mirar por un microscopio óptico -de venta por Internet por el precio de unos pantalones o unas deportivas- para verificar por si mismo, lo que contiene el agua que bebe, los alimentos que injiere o la composición real de la vacuna que se deja inocular sin consentimiento informado alguno y mirando “al tendido”?; ¿pasar un imán o un objeto de hierro por su punto de inoculación o el de algún familiar o amigo para testar los efectos magnéticos de las vacunas?; ¿activar un Bluetooth Scanner para detectar la dirección Mac que emiten los inoculados?; ¿Mirar de vez en cuando al cielo para ver y preguntarse por esas estelas blancas que ahora dejan los aviones y que durante 50 años antes, apenas se veían?; ¿Preguntar a los “médicos” y autoridades por el inexplicado “exceso de mortalidad” en España y resto de países?; ¿hacerse un análisis de sangre y medir sus factores de coagulación?; ¿preguntar porqué, desde la irrupción de las llamadas vacunas anti-Covid, no se hacen autopsias a los fallecidos?; etc.   

Por más absurdo que nos parezca, en la era de mayor acceso a la información que ha vivido la humanidad, nunca como antes ha sido más difícil lograr una capacidad de discernimiento, de sentido común, o de pensamiento crítico. Podríamos pensar que la respuesta lógica debería ser la de aferrarnos a la ciencia. Pero el problema es que esta «gran dama» hoy, y su cohorte de biólogos, virólogos, oncólogos, nefrólogos, vacunólogos  y muchos “…logos” más, está controlada, manejada, coaccionada, maniatada y pagada por los mismos que mueven los hilos del planeta entre bastidores, además de que la escasa auténtica e independiente, es en gran medida inaccesible, censurada o ilocalizable, o con un lenguaje vetado al 90% de los mortales, y con postulados difíciles de aceptar para muchos durmientes e incrédulos que, además de no saber, para colmo, no saben que no saben.

Los Anti-negacionistas, además de no saber, para colmo, no saben que no saben

Y justo allí, en medio de esta fractura entre, de una parte, lo que los gobiernos ocultan, los medios silencian y la fenicia y mercantilizada ciencia calla y, de otra, la triste y tozuda realidad de lo que está ocurriendo en el planeta, que a diario denuncian los “negacionistas de la mentira oficial”,   es donde surgen los Anti-negacionistas, también llamados “COV-Idiotas” y “COV-ardes” listos para llenar ese espacio de grises que nos deja el avance científico. Y no pensemos que un Anti-negacionistas es alguien sin formación ¿o quién no recuerda a Jiménez Losantos declarando a bombo y micrófono en la COPE que los médicos vacunados no morían de “Covid”? ¿O a la legión de críticos de Trump que, de espaldas a la formulación química, y a sabiendas, llamaron “lejía” (Hipoclorito de sodio NaCIO) al CDS (Dióxido de cloro CIO2), diciendo que decía, que el Covid se combatía con lejía?

Y es que ser un reaccionario Anti-negacionista no es fácil, porque ello requiere un entramado mental que se debe construir en base a múltiples sesgos cognitivos y falacias lógicas. Porque para que el Anti-negacionista pueda argumentar sus ideas, es necesario, de entrada, que no las tenga propias, que se empape bien de tele, prensa, agencias de fact checking y artículos oficiales, que ignore toda la evidencia científica y tecnológica que, el uso de un simple microscopio, le proporcionaría, que no bucee en la ingente información alternativa existente, con el fin de poder mostrarse como un «experto» en cosas que los Anti-negacionistas ignoran.

Para que un Anti-negacionista pueda demostrar que sus ideas tienen más validez que lo que se puede observar valiéndose de un simple microscopio óptico, con más de 100 años de existencia, apelará -por ejemplo- al inconsciente colectivo de que los Negacionistas defienden también que la tierra es plana, como si dos y dos siempre fueran cuatro  y no pudieran ser, al mismo tiempo, dos y dos. Estas ideas tan simples funcionan porque están más cerca de las emociones primarias de la sociedad y de los sesgos cognitivos y falacias, que de la razón demostrable. Encontrar y entender los postulados científicos valientes, rigurosos e independientes, exige un esfuerzo intelectual muy grande, que no todos pueden o quieren ejercitar.

Otra forma de entender este fenómeno es que hoy muchas personas sufren y no viven por miedo a perder la vida, al escuchar de los Negacionistas que cada dosis de las ya inoculadas vacunas, les adelanta el fin de sus días -casi siempre repentinamente-  y por la falta de reconocimiento social, y al no encontrar otra forma de reafirmar su individualidad y lo acertado de sus desacertados actos  para que ésta sea valorada, quieren llamar la atención y reafirmase en sus decisiones, con denuncias frente a las supuestas conspiraciones de los Negacionistas, con el fin de ponerse en el foco de la “economía de la atención”. 

Así que ni tontos, ni pirados, ni locos; el Anti-negacionista, sólo es un  ser durmiente, aborregado, aterrorizado, COV-arde, COV-IDdiota, que ha encontrado que el sentido de su vida, o la forma de validación ante los otros, es la de la sinrazón de oponerse a la lógica, la observación y las pruebas contrastadas, al alcance de cualquiera, para no admitir que se equivocó. 

 AscoHastaLaNáusea 


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Ascohastalanausea (258 noticias)
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