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Es hora ya de asumir y reconocer que hombres y mujeres tenemos los mismos derechos, las mismas capacidades y merecemos el mismo reconocimiento por igual. Todos juntos formamos una sociedad moderna e integrada
Vivimos rodeados de creencias aprendidas desde la infancia, sumergidos en cliches erróneos que por repetidos aceptamos como buenos, en un divorcio constante con las demás ideas enfrentadas. Vivimos en el error. Cada uno equívocamente convencido de que su postura es la razón; no una razón unilateral, sino la razón misma. Y aunque no lo parezca, es coherente por convencimiento su naturaleza aparente, pese a que en la práctica, lógicamente, no lo sea.
Razón y verdad, realidad y forma, conocimiento y creencias, hombre y mujer, son uno, y están y estamos, por ello mismo, llamados a convivir en el constraste, a conciliarnos imprescindiblemente y a olvidar toda forma de separación de roles o encasillamiento; sobre todo si es que queremos sobrevivir a esta situación límite de despropósitos de nuestro tiempo.
La prehistoria queda ya muy atrás. Nuestra cognición hoy es mayor, o eso se supone, y debe estar impregnada de afecto, reconocimiento, tolerancia, coherencia sobre todo.
Todos juntos debemos construir una España moderna y situarnos a la vanguardia de los derechos básicos velando por poner en su sitio al radical, a los neandertales que aún se golpean el pecho como el gorila de lomo plateado porque la luz del conocimiento no brilla en sus molleras, y esto nos afecta de forma directa a todos por igual.
Afecto, reconocimiento, tolerancia, coherencia sobre todo son conceptos que deben impregnar nuestro sentido común
Cuando uno vea algo anómalo en el comportamiento del otro tiene que denunciarlo, y no sólo por ese bien común que ese hecho traerá como consecuencia, sino también, por esa inmensa satisfacción de librarse uno de la servidumbre de la ignorancia y la crueldad. Y que la Ley haga el resto.
Tan importante es comprender en bloque el sentido de una sociedad igualitaria entre hombres y mujeres por igual, como ir comprendiendo uno a uno y paa paso lo que por evolución hace siglos deberíamos haber instaurado, la idea universal de la igualdad de género.