'My Joy', el humor negro ucraniano más pesimista in cineMUnDO / by Sergio Ceballos de la Torre / on April 19, 2013 at 7:13 am /
Ucrania es un país muy joven, que se independizó de la Unión Soviética en 1991, por lo que su cine siempre se ha asociado directamente al ruso. Aún así, hay una serie de cineastas que se identifican con este país y que son bastante reconocidos en su lugar de origen, como pueden ser Alexander Dovzhenko, Larisa Shepitko, Grigori Chujrái o Konstantin Lopushansky. El director de la película de hoy es un experimentado documentalista, Sergei Loznitsa, que debutó en el largometraje de ficción con este trabajo, 'Schastye Moe', exportado al resto del mundo como 'My Joy'.
Paradójicamente, la traducción del título en español sería 'Mi alegría'. Digo que es una paradoja porque precisamente alegre no es la película; ni la alegría es un sentimiento que se plasme durante la narración. Ojalá no pudiéramos entender las situaciones que se dan a lo largo de esta cinta; ojalá fueran tan absurdas y extravagantes que nos resultaran totalmente ajenas a nuestro mundo (tanto actual como pasado). Pero lamentablemente no es así, cada una de las pequeñas historias que conforman este trabajo cuentan aspectos que nos son familiares, sobre todo los relacionados con la corrupción y el abuso de poder. Esta vez, lo universal es bastante negativo, y realmente todo ese mundo oscuro que se plasma es extensible a prácticamente cualquier lugar de nuestro planeta; mientras existan seres humanos, estarán con sus virtudes y en este caso, con todos sus defectos; el único pensamiento positivo que se puede obtener de esta película es que al director, pese a conocer tantas tramas de personas egoístas y que viven aprovechándose de los demás, no se le ha acabado el humor (aunque sea negro).
Este filme deja entrever un poco el pasado de su director; aunque utilice en esta ocasión la ficción, el modo en que la cuenta, así como sus personajes y su mirada hacia el mundo casi podrían formar parte de un documental, sólo la crudeza de los gestos y de las acciones (que raramente se podría captar con una cámara que no estuviera escondida) dejan claro que se trata de una película de ficción. La cámara en mano y detrás de los personajes no falta, dotando así del realismo del que está impregnada toda la cinta.
La banda sonora fluye con la historia, oyéndose las canciones cuando hay un lugar para ello, sin parecer un artificio externo añadido en el montaje, en este sentido es un poco ‘dogma’.
Sergei Loznitsa ha concebido este trabajo como una mezcla de lo que ya dominaba (documentales) y ficción. Para ello ha utilizado a gente sin experiencia en el mundo del cine para realizar ciertos papeles, dotando de una gran sencillez y veracidad a las interpretaciones, pese a que no fueran profesionales. Aunque también ha contado con actores experimentados para que el conjunto tenga solidez: el actor principal, Viktor Nemets, consigue crear dos personajes con una misma identidad; es decir, una persona que cambia muchísimo en dos momentos de su vida no tan separados como podría parecer. Otros actores consolidados y que aparecen en el filme son Vlad Ivanov y Olga Shuvalova, quien hace un espléndido papel de jovencísima prostituta.
La historia está planteada en principio como una road movie fuera de lo común; Georgy es un camionero que se pierde en un largo viaje y por el camino se encuentra con gente o historias de lo más despreciables. Se puede dividir en dos partes; al inicio, el protagonista va conduciendo y se topa con situaciones y personajes que le muestran un aspecto muy desagradable de los seres humanos: el egoísmo, la avaricia, las ansias de poder... En la segunda parte, Georgy ya no está conduciendo, parece que se ha transformado en una persona totalmente asocial, probablemente por el entorno tan hostil en el que se encontraba, y sigue rodeándose de personas que no se preocupan en absoluto de otras personas que no sean ellas mismas. Todo esto con algunos saltos en el tiempo para introducir relatos que parece que lo único que tienen en común con la historia del protagonista sea la mala condición de los personajes. Despista un poco y por momentos deja descolocado, sobre todo cuando vemos a aparecer al protagonista con un notable cambio de aspecto y de comportamiento.
A quien seguro que no le viene muy bien verla es a quien tenga pensado un próximo viaje a Ucrania, puesto que la imagen que se da de sus habitantes es bastante oscura. De todas formas, estoy convencido de que en ese país hay tantas buenas personas como en cualquier otro, así que no dejéis de ir a visitarlo sólo por haber visto 'My Joy'. Disfrutarán quienes sean un poco masoquistas, como yo; los que nos lo pasamos bien diciendo "así nos va, así funciona todo".
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