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Hay meses que el río Ebro vierte al mar hasta 1.000 Hm3, que casi coincide con la capacidad en el mismo período de las 700 plantas desaladoras o desalinizadoras existentes en España o, lo que es lo mismo, el consumo total de agua de Madrid en 4 años
¿Estamos locos? preguntaría cualquiera ante la posibilidad de que se permita contaminar, infectar, salar, manchar cualquier cosa para, simultáneamente, gastar en descontaminar, desinfectar, desalar o limpiar esa misma cosa.
Sin embargo, es lo que hacemos en España desde hace décadas, a la hora de gestionar la cada vez más escasa agua potable. Sin ir más lejos, hay meses que el río Ebro vierte al mar hasta 1.000 Hm3, que casi coincide con la capacidad de las 700 plantas desaladoras o desalinizadoras existentes en España o, lo que es lo mismo, el consumo total de agua de Madrid en 4 años.
Y no se diga que la pertinaz sequía que padecemos lo es por el cambio climático. Es sequía milenaria, sistémica o estructural. La misma que, sin ríos, padece Israel, Emiratos, Arabia Saudí o, sin ir más lejos, las Islas Canarias, rozando algunas el 100% de agua desalada. Pero en España hay ríos importantes que, a pesar de los embalses, vierten grandes cantidades de agua al mar cada año. Agua desperdiciada que, tras un coste energético salvaje y con no poca contaminación por la salmuera –2 litros de agua salada = 1 litro de agua potable desalinizada y 1 litro de salmuera- entra en las plantas desalinizadoras para su potabilización.
Es imperioso un Pacto Nacional del Agua
El hecho no puede ser más absurdo pero no consigue despertar las conciencias de los políticos. Antes bien, por ejemplo, en 1992, con Aznar, se alcanzó el Pacto del Agua de Aragón y el PHN. El mismo contemplaba y garantizaba un caudal mínimo ecológico de 3.000 Hm3 –que evita la intrusión marina en el delta-, otros 6.500 Hm3 que gestionaría Aragón y 1.000 Hm3 de trasvase a la cuenca mediterránea. Llegó Zapatero y, por este orden, sacó nuestras tropas de Irak –en tareas solo humanitarias-, canceló el PHN y pinchó la burbuja inmobiliaria aprobando la ley del Suelo.
Es imperioso un Pacto Nacional del Agua que contemple si o si, la eficiencia de las plantas desalinizadoras –las más grandes, las gestionadas por la corrupta ACUAMED, están al 30% de su capacidad- la implantación de nuevas plantas, la depuración y reutilización de las aguas fecales, los sistemas más eficientes de riego y consumo, la gestión integral de cuencas y trasvases y, porqué no, obras hidráulicas que, como por ejemplo, el posible trasvase del Ródano en Francia, permitan encarar la condición árida y seca de nuestro país.
AscoHastaLaNáusea